El cambio climático; la importancia de comprender y adaptarnos

Sin títuloLas lluvias cada vez se alejan mas de España

Nuestra capacidad de adaptación dependerá en gran medida de la rapidez con la que actuemos.

España se convertirá en el nuevo sahara, ya que mas del 80% de su territorio corre el riesgo de convertirse este siglo en un desierto a causa del cambio climático.

Desde hace décadas los diferentes informes sobre el futuro del planeta elaborados por expertos auguran un futuro incierto. El cambio climático ha saltado del papel, a la realidad cotidiana de millones de personas que ha visto en pocos años un aceleramiento preocupante de los fenómenos adversos, récords de temperaturas máximas, sequías interminables, huracanes devastadores y olas de calor e incluso de frío más severas.

En este artículo no vamos a alimentar el debate sobre las causas del cambio climático. Nos vamos a centrar en lo que podemos hacer durante los próximos años y décadas para adaptarnos a unos cambios más que evidentes.

Nuestra zona de confort climática

El clima se está extremando a marchas forzadas y la velocidad que están tomando estos cambios está poniendo a prueba nuestra capacidad de reacción. El equilibrio o zona de confort al que estamos acostumbrados es mucho más débil de lo que pensamos. Un pequeño cambio en este equilibrio para la tierra, puede suponer un gran cambio para nosotros. La distribución del calor por el planeta y en definitiva, la circulación atmosférica y oceánica, provoca diferentes climas. Cada país se ha ido adaptando a estas condiciones a lo largo de generaciones.

Hay ciudades donde un chaparrón puede suponer un caos, al no estar acostumbrados a la lluvia. Del mismo modo una ciudad como Vigo, acostumbrada a recibir una media elevada de lluvias al año, no está preparada para sufrir un déficit de lluvias tan prolongado como el padecido en los últimos años. Otras ciudades con menos agua de la que ha caído en Vigo, desarrollan su actividad sin ningún tipo de problema.

La capacidad de reacción y adaptación debe ser como mínimo igual de rápida que el cambio climático. En Galicia debemos prepararnos y adaptarnos a este tipo de sequías en el futuro, para paliar de la forma más efectiva sus consecuencias. No podemos pensar que la sequía es algo impropio de nuestro clima, cuando el clima no existe como algo rígido e inalterable. El clima no es más que la media de las condiciones atmosféricas que se han producido en un determinado lugar durante un largo periodo de tiempo (30 años). Tendemos a pensar erróneamente que el clima que nos ha tocado vivir desde nuestra infancia o un par de generaciones atrás, es el propio o «normal».

Cambios climáticos pasados

El clima de Galicia ha pasado por etapas más frías, más húmedas, más secas y en definitiva por variaciones en algunos casos abruptas, que ha obligado a sus gentes a adaptarse.

En España hemos conocido perores sequías que la actual, hemos visto el río Ebro congelado (Pequeña edad de hielo) y muchos extremos que podemos encontrar en la documentación de caracter civil y eclesiástico, conservada en los archivos históricos. A. Alberola (ed Cátedra, 2014)

Cuando un cambio climático se desarrolla de forma lenta y progresiva, la capacidad de adaptación del ser humano es más sencilla. Conforme van siendo evidentes nuevos patrones meteorológicos recurrentes, nos vamos adaptando. ¿Qué pasa si los cambios se suceden de una forma más abrupta? Si hacemos un balance de las consecuencias del cambio climático en los últimos años a escala global, no resultará difícil encontrar numerosas anomalías, récords, aumento claro en la frecuencia e intensidad en los extremos meteorológicos y un lago etc.

El cambio climático está en la puerta de nuestra casa

No tenemos que salir de España para ver estas anomalías que son más que evidentes en el día a día desde hace demasiado tiempo. En España en estos momentos no podemos hablar de 4 estaciones meteorológicas bien definidas. El verano tiende a alargarse para casi hacer desaparecer el Otoño. Nos estamos acostumbrando a un «Veroño». La sequía ha alcanzado una magnitud preocupante y ha puesto a prueba nuestra capacidad de adaptación.

Los comportamientos que venimos observando en la atmósfera, sobre todo en los últimos años, nos hacen pensar que estamos inmersos en una dinámica de cambios que no necesariamente van a llegar de forma progresiva.

Por lo tanto es de vital importancia que comencemos a plantearnos poner en marcha medidas para igualar la rapidez en la que nos podemos adaptar a los extremos meteorológicos venideros. Estos extremos no necesariamente serán de sequías o temperaturas elevadas, como hemos comentado en diversos artículos, los cambios en la circulación atmosférica y oceánica pueden traernos olas de frío más severas y otros fenómenos adversos. 

Lo expuesto en este artículo es una valoración de Iberomet. Hay diferentes escenarios y opiniones sobre el futuro de nuestro clima. Nosotros te dejamos el enlace a la web oficial del IPCC  Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático.suelo_desierto

España es el país más árido de Europa

España es el segundo país con mayor superficie forestal de Europa, pero también el más árido, con un 6% de superficie degradada

Los incendios forestales, la erosión de terrenos de cultivo y la sobreexplotación de acuíferos figuran entre las «bestias negras» de la desertización en España, el país más árido de Europa con el 35% del suelo amenazado y el 6% degradado de forma irreversible.

Real y paradójico es que con 27,5 millones de hectáreas, España sea el segundo país con más superficie forestal de Europa y, al mismo tiempo, lidere el ránking europeo de países afectados por la desertización, ha indicado el responsable de la campaña de bosques y clima de Greenpeace, Miguel Ángel Soto.
España es «el país climáticamente más árido de Europa en términos de extensión de tierras, lo que se refleja evidentemente en el nivel de riesgo» de desertización, ha explicado el director general de Medio Natural y Política Forestal, José Jiménez, sin embargo, ha matizado, esto no implica que sea el país con mayor degradación de tierras secas con respecto a otros.

«No pueden establecerse comparaciones aún, ya que no existe una metodología común europea para evaluar el fenómeno y los modelos de cada país no son comparables».

La responsable de agua y bosques de Ecologistas en Acción, Erika González, también apunta a los intereses urbanísticos, la inadecuada gestión forestal, los incendios y el aumento de las infraestructuras de transporte como agentes causantes de la desertización.

Además, casi el 80% del agua es consumida por la agricultura, una actividad «muy demandante de este recurso natural, fundamentalmente en la huerta ubicada en las zonas más secas del territorio español», añade González. Todo ello produce «impactos fuertes como es la sobreexplotación de los acuíferos, la intrusión marina en los acuíferos costeros, la eliminación del caudal ambiental, el deterioro de humedales…».

A su vez, esta situación se ve agravada por la existencia de «más de 500.000 pozos ilegales» y el cambio climático, causante del aumento de temperaturas y, en consecuencia, de una mayor evaporación de los recursos hídricos. Desde Greenpeace, Soto señala que los principales problemas de erosión del suelo se localizan en áreas agrícolas debido a prácticas inadecuadas.

Entre ellas, la roturación de zonas marginales en áreas de piedemonte, sobre materiales sueltos y altas pendientes, donde las subvenciones europeas han promovido la expansión de cultivos de olivos y almendros.

Otra causa es la proliferación de grandes extensiones de invernaderos en las sierras costeras de Levante, que implican enormes movimientos de tierras.

El director general del Ministerio de Medio Ambiente coincide en que los principales responsables de la desertización son el fuego, la erosión del suelo en cultivos agrícolas y/o inadecuadamente gestionados -«que son una proporción pequeña»-, y la sobre-explotación de algunos acuíferos.