El canterano Pozo es convocado con la Selección Española Sub-16

Sin títuloLos llamamientos desde las categorías inferiores del combinado nacional no paran de tocar a la puerta de los sevillistas.

En esta ocasión, es el canterano Alejandro Pozo quien ha sido convocado por Santi Denia para concentrarse con la Selección Española Sub-16. El jugador se desplazará a Las Rozas, donde permanecerá desde el próximo lunes 29 de septiembre hasta el 1 de octubre, para llevar a cabo una serie de entrenamientos oficiales.

El atacante, natural de Huévar del Aljarafe, forma parte de uno de los jóvenes con más proyección de la cantera, habitual en las convocatorias de las selecciones provinciales y autonómicas, y destacado en los torneos internacionales a los que ha acudido con el Sevilla FC.

Para jugar bien al fútbol los genes cuentan

Para jugar bien al fútbol los genes cuentan, sin duda, aunque no siempre se trata de heredar un buen físico o una habilidad innata. A veces es más importante otro tipo de legado, el que se refiere a los intangibles del deporte, el que hace a los futbolistas mejores e incluso grandes aunque no se vea a primera vista. Llámese corazón, carácter o como se quiera, el caso del que vamos a hablar va sobrado.

Alejandro Pozo Pozo tampoco se parece mucho jugando a su tío, Rafael Pozo, hermano de su madre y pariente de su padre, que ser Pozo en Huévar del Aljarafe no es ninguna tontería. Rafael era un delantero centro puro aunque atípico y Alejandro es un futbolista polivalente que ya ha jugado como lateral, carrilero, centrocampista y mediapunta.

 Tampoco es muy alto, pero como en los casos de Alex o Alejandro, no es cuestión de centímetros, sino de corazón.

Rafael destacaba por su portentoso salto que le permitió, pese a ser más bien bajo (no llegaba al 1.70), meter muchísimos goles de cabeza, ya fuera en la cantera del Sevilla FC (militó en el Sevilla Atlético y llegó a debutar con el primer equipo) y otros equipos como el Recreativo de Huelva o el Badajoz, donde jugó la mayor parte de su carrera deportiva y se ganó el cariño de los aficionados. Rafa Pozo, como se le conocía, no era un futbolista excesivamente técnico, pero luchaba hasta la extenuación, tenía una gran movilidad y un excelente olfato de gol. Y sobre todo, tenía corazón.

Su sobrino Alejandro es otro tipo de futbolista.

Dotado de una facilidad innata para entender el juego, todo lo que hace en el campo de juego suele tener sentido. Y hace de casi todo. Desborda por banda sin ser extraordinariamente rápido, más bien por elegir bien el momento para superar a sus defensores. Llega al gol con frecuencia, casi siempre sorprendiendo a los contrarios. Crea juego y espacios, combina con sus compañeros y también ayuda a destruir, con un sexto sentido para robar balones. Y sobre todo, como su tío, juega con corazón.

Alejandro comenzó  con mucha fuerza en el fútbol, destacando enormemente en las categorías inferiores y obteniendo galardones tanto colectiva como individualmente, por ejemplo al mejor jugador en el torneo internacional alevín KIA frente a los mejores equipos de España. En categoría de Infantil Andaluza, precisamente a las órdenes de un antiguo compañero de equipo de su tío, Antonio Pérez Leiva, tuvo unos comienzos difíciles, fundamentalmente porque se había desarrollado menos físicamente que muchos de los futbolistas de su categoría, pero terminó la temporada con mucha fuerza y este año, en el Altair (cadetes de primer año) vuelve a ser uno de los pilares del equipo.

 Tampoco es muy alto, pero como en los casos de Alex o Alejandro, no es cuestión de centímetros, sino de corazón.

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