El médico del millón de visitas de Pilas

José Manuel Bolaños, delante de la placa de la calle que lleva su nombre. / El Correo

José Manuel Bolaños, delante de la placa de la calle que lleva su nombre. / El Correo

Médico octogenario, supera el millón de consultas, atención que sigue dando a sus vecinos ya jubilado y desde su propia casa. En Pilas vive en una calle que lleva su nombre, pero ha sembrado salud y sabiduría en muchos otros municipios como Santiponce, Aznalcázar, Gines o Bormujos.

Para él no es raro saludar por la calle a personas a las que vio nacer, a las que ayudó a crecer sanas o a las que curó de la enfermedad. José Manuel Bolaños ha dedicado su vida a pasar consulta, a atender los problemas de la gente y a prolongar la vida en la mejor de sus condiciones. Con más de un millón de visitas registradas y 80 años a sus espaldas, continúa esta actividad desde un consultorio en su propia casa en Pilas, ubicada en una calle que ya lleva su nombre.

Natural de Umbrete, ver a los pacientes pasar por su casa no le resulta extraño. «Viví con ello, ya que toda mi familia se ha dedicado a la medicina, desde mi abuelo a mi tío y mi padre, que mantenía una consulta en casa», explica Bolaños. La vocación la crió, ya que «acompañando a mi padre, yo también quería asistir a los heridos». Dos de sus hijas han seguido la estela, aunque en el campo de la enfermería.

Bolaños nació en Umbrete, después se mudó a Benacazón, a Higuera de la Sierra y a Aznalcázar, donde hizo la carrera de Medicina «y donde conocí a mi novia, la que hoy es mi maravillosa mujer», explica. Su paso por la provincia continuó prestando sus servicios por municipios como Santiponce, Gines, Bormujos o Alcalá del Río y recibiendo vecinos de Villamanrique, Huévar y muchos otros. En Sevilla, trabajó en las casas de Socorro de Rosario, Triana y Nervión, lugares «en los que gané mi mayor experiencia». En 1964 llegó a su pueblo para siempre, Pilas.

Con especialidades en Medicina Interna y Digestiva, ha dedicado la mayor parte de su carrera a la Pediatría y Medicina General. En Pilas fue director de Maternidad, con lo que «no se me escapó nada ni nadie». Ha asistido más de 70 partos, de los que rescata antiguas anécdotas: «Antaño las mujeres daban a luz sobre colchones de hojas, pero yo obligaba a los maridos a que las pusieran en la mesa de la cocina, donde era más cómodo e higiénico», cuenta.

Bolaños prefiere que se refieran a él como «médico» y no como «doctor», ya que «de lo segundo hay muchos: en Ingeniería, en Biología, en Filología… pero médico sólo hay uno». Además, se define a sí mismo como «un médico de tiro hecho», distinguiendo entre dos tipos: los que recetan en exceso y los que dan en el tino. No presume del número de horas trabajadas ni del millón de visitas, pero sí de la filosofía que le ha guiado en su labor profesional y humana, ya que «nunca he discriminado por ningún motivo a los que llegan a mi consulta, ni por renta, raza, edad, género o ideología», dice. Es más, las consultas que pasa en su casa desde su jubilación en el año 2001, –por imposibilidad física, no por gusto– son totalmente gratuitas para todo el que solicite su asistencia. Bolaños comenta cómo la gente insistía en pagarle, por lo que tuvo que dejar una hucha junto a la consulta cuyas donaciones destina a la lucha contra el cáncer. «Al principio acudía muchísima gente, pero cada vez voy reduciendo más las visitas, aunque sigo viendo a ocho o diez pacientes cada tarde», comenta el emérito médico rural.

Muchos son los premios y honores que lleva a sus espaldas, aunque Bolaños atesora de entre todos ellos el nombramiento de su calle.También significó mucho para él ser reconocido como colegiado de honor por el Colegio de Médicos de Sevilla, «un premio que suele tocarle a académicos y catedráticos, pero que a mi me dieron por médico rural», agradece.

«Mi relación con Pilas es buenísima. Por donde voy la gente me va saludando y besando», comenta. Él no puede acordarse de todos los rostros, pero a él siempre le reconocen: «Doctor, un beso, que usted salvó a mi hijo», le pueden decir una tarde cualquiera. Respecto a la calle que le otorgaron en el año 2008 sus vecinos, que elevaron a través de múltiples asociaciones la petición al Ayuntamiento, Bolaños vive anécdotas graciosas. «Cuando me preguntan por teléfono que quién soy y dónde vivo, mi respuesta es José Manuel Bolaños en la calle José Manuel Bolaños. La gente siempre pregunta de nuevo», dice entre risas.

Hoy, Bolaños continúa con sus pasiones, viendo a sus pacientes, pasando consulta, estudiando, y lo mejor, «pasando tiempo con mis más de 12 nietos y sobrinos, de los que también soy el médico». En definitiva, sumando salud.

FUENTE: El CorreoWeb