NATURALEZA – El Calamón

calamochaNaturaleza en el Corredor verde del Guadiamar «EL CALAMÓN (Porphyrio porphyrio) , nuevo vídeo de nuestro amigo Juaquín Cid,

El Calamón común, es un ave palustre de nuestro Guadiamar muy desconfiado y huidizo pero que al final conseguimos grabar; os sorprenderá ver con la destreza y habilidad que corta y pela los brotes tiernos de eneas con los que se alimenta.

Hacia la década de los años sesenta del siglo pasado, la destrucción de muchos humedales y la presión cinegética condujeron a una situación muy delicada al calamón común, el más grande y espectacular de los rálidos europeos, que, por aquel entonces, quedó confinado a las marismas del Guadalquivir. Actualmente y gracias en parte a la protección dispensada a nuestros humedales, a la eliminación de la presión cinegética y a exitosos programas de reintroducción, así como a una sorprendente capacidad de colonización, el llamativo calamón ha consolidado de manera segura sus poblaciones.

> Cómo vive

Hábitat

El calamón común es una especie propia de las espesuras ribereñas que rodean lagunas, marjales, marismas o embalses, de las que rara vez se aleja. Prefiere, en general, las tierras bajas de las regiones de clima mediterráneo, donde se instala en humedales de aguas tranquilas o estancadas tanto dulces como salobres, con extensas áreas de vegetación palustre (carrizos, eneas) rodeando las láminas de aguas abiertas.

Alimentación

A pesar de que la dieta de estos rálidos se basa en alimentos de origen vegetal, no es infrecuente que ingieran un cierto porcentaje a veces notable de materia animal, como diferentes invertebrados (lombrices, sanguijuelas, caracoles, escarabajos acuáticos, larvas) o algunos vertebrados pequeños, como pececillos, anfibios, culebras de agua y pollos de otras aves, a los que reduce mediante contundentes picotazos. No obstante, son los tallos, flores, yemas, brotes, raíces y semillas de diferentes plantas acuáticas en especial, enea, castañuela, nenúfares y lirios acuáticos los que componen el grueso de la alimentación del calamón, que se vale de sus largos y hábiles dedos para manejar tallos, brotes y bulbos.

Desplazamientos

Aunque manifiesta unas tendencias marcadamente sedentarias, el calamón puede emprender desplazamientos de corto alcance motivados por situaciones coyunturales como, por ejemplo, sequías en busca de mejores condiciones ambientales. También realiza movimientos dispersivos siguiendo las cuencas de los ríos o desplazándose entre humedales cercanos al parecer, caminando y durante la noche, lo que le ha permitido colonizar numerosas áreas en las que la especie era desconocida a finales de la década de los años ochenta del siglo pasado.

Reproducción

El celo de los calamones da comienzo en nuestras latitudes sobre el mes de febrero o marzo, momento en el que se producen las exhibiciones nupciales que permiten la formalización de las parejas. Poco después se inicia la construcción del nido, en la que participan ambos adultos; este se instala siempre en una densa mata de vegetación palustre y consiste en una tosca plataforma plana generalmente con rampa de acceso elaborada a base de tallos. El nido suele anclarse a las plantas cercanas, las cuales pueden formar parte de la propia construcción. Las puestas constan de entre tres y cinco huevos de color crema y variablemente manchados, que serán incubados básicamente por la hembra durante 23-25 días. Al nacer, los pollos presentan un denso y largo plumón negro y dan muestras de gran precocidad, pues al poco tiempo abandonan la plataforma y se desplazan junto con los adultos por el laberinto de cañas. Al cabo de un par de semanas, ya se alimentan por su cuenta y transcurridos unos 60 días completan su desarrollo. Llegado este momento, los jóvenes pueden dispersarse o permanecer en el territorio paterno, donde no es infrecuente que colaboren en la crianza de las siguientes nidadas.