Largo ha sido el camino, más larga ha sido la espera

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Largo ha sido el camino, más larga ha sido la espera

  • La hermandad de Huévar partió hacia la aldea en un Rocío diferente, tres años después de una larga espera
  • La presentación en Villamanrique fue la primera ilusión 

El Rocío está lleno de ritos que se repiten como códigos sagrados un año tras otro, inamovibles. Pero este miércoles todo era diferente en Huévar. Había ausencias, demasiadas… es que en tres años cambian muchas cosas. La vida. También había estrenos: los niños que no han visto nunca la carreta del Simpecado, que no han pisado las arenas, que ni siquiera han conocido a la Virgen en su santuario. Todo era nuevo cuando los  romeros de Huévar les sonó el despertador a una hora en la que aún no estaban puestas ni las calles. En ese ritual de siempre, el de los últimos preparativos antes de llegar a la misa, ese ‘quiyo, venga que nos vamos’.

El día amaneció nublado y fresquito, nada de calor pese a que se estrenaba el mes de junio. A esa hora, en la Parroquia de Huévar se celebraba la misa, con la presencia de la alcaldesa, María Eugenia Moreno, entre otras autoridades. Eran aproximadamente las 8.30 horas  cuando quedaba entronizado el Simpecado en la Puerta del Perdón de la Parroquia.

En esos rituales mañaneros, las mujeres lucían de forma graciosa sus trages de flamenca o sus batas, la moña de jazmín agarrándole el pelo o una guitarra a la espalda; los bares dando desayunos  y alguno hasta tomándose el tercer botellín; los mulos o caballos agarrados a las rejas de las casas esperaban pacientes a su dueños; y los cohetes anunciando que ya se había terminado la misa de romeros en Ntra Sra de la Asunción. Pasaban las 9.20 y aparecía por fin el Simpecado en la ancha Avda del Rocío entre las ramas de los naranjos al son de la Flauta y el Tamboril de «El Perez».

Anduvo el cielo plomizo toda la mañana aunque, en ese instante, comenzaba a abrirse ya entrada la mañana, y el pueblo seguía cantando: «Viva Huévar y ole».

Y así, salía de Huévar la Carreta Simpecado con sus bueyes y sus 28 carriolas, comenzando el camino de siempre, y ahora con mas sentido  que nunca: «Largo ha sido el camino, más larga ha sido la espera». Huévar ya va camino  las arenas.