La carabela portuguesa llega a las playas de Huelva

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La carabela portuguesa llega a las playas de Huelva

El Ayuntamiento pide a los bañistas que extremen la precaución y procuren evitar el contacto con estas ‘falsas medusas’

El Ayuntamiento de Ayamonte ha alertado a la población de la presencia de algunos ejemplares de carabela portuguesa en la playa de Isla Canela, por lo que ha pedido a los bañistas que extremen la precaución y procuren evitar todo contacto con ellas. Se trata de la Physalia physalis, una especie de ‘falsa medusa’ que resulta extremadamente tóxica por el veneno que desprenden sus tentáculos y cuya picadura puede ocasionar temblores, diarrea, vómitos y convulsiones, aparte de las habituales lesiones en la zona que ha mantenido contacto con el animal, informó el Consistorio en una nota.

Desde el Ayuntamiento se pide a los ciudadanos prudencia para evitar que se produzcan picaduras de esta especie que posee una potente toxina, según señaló el concejal de Playas, Francisco Cristóbal, quien pidió a los bañistas que, «en caso de observar la presencia de algún nuevo ejemplar en la playa, lo comunique al Ayuntamiento a través de los servicios de Protección Civil».

Estos ejemplares han sido vistos en varias playas a nivel nacional, en Valencia o el pasado mes de mayo en Palma de Mallorca. Precisamente, el Servicio de Emergencias 112 de Baleares (SEIB 112) ofreció una serie de recomendaciones para actuar ante su picadura.

En primer lugar, el 112 desaconseja frotar con las manos la zona afectada ni usar toallas, arena o barro. Se deben retirar los restos de filamentos adheridos a la piel con ayuda de unas pinzas o de algún elemento rígido, como un carné o tarjeta. También es aconsejable examinar si han quedado restos de filamentos adheridos al bañador, ya que pueden permanecer activos durante días.

A continuación, el 112 recomienda limpiar la zona afectada con abundante agua salada -nunca agua dulce- y ponerse hielo dentro de una bolsa, evitando el contacto con la piel, ya que el frío ayuda a reducir la inflamación y mitigar el dolor.

No se deben aplicar vinagre, amoníaco reducido, alcohol u orina, porque podrían aumentar el riesgo de infección. Además, hay que evitar la exposición al sol. Aparte, es fundamental tranquilizar a la persona que ha sufrido la picadura y hacerle entender que su vida no corre peligro.

Según la guía difundida por el 112, el contacto con los filamentos urticantes de esta especie provoca una intensa sensación de quemazón, picor e inflamación local; y dolor muy agudo que puede provocar un shock anafiláctico e incluso pérdida de la conciencia si la zona afectada es extensa.

La persona afectada también puede experimentar mareos, fiebre, sudoración, entumecimiento muscular, dificultades respiratorias y taquicardia.

Por último, recomiendan para prevenir las picaduras «no subestimar la situación» y evitar las zonas de baño donde se hayan avistado ejemplares. A su vez, aunque se encuentren muertas no se deben tocar, ya que su veneno es potente y persiste hasta 24 horas en condiciones de sequedad. Si se tocan, no hay que llevarse las manos a los ojos o boca.

Las cremas solares pueden proteger de la picadura porque tienen cierta capacidad para aislar la superficie corporal de los tentáculos. Dentro del agua, es conveniente utilizar ropa protectora de licra o neopreno, y recomiendan especial cuidados para niños, personas mayores y personas con antecedentes alérgicos, cardiovasculares o asmáticos.