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Villamanrique sigue esforzandose por la convivencia de los temporeros rumanos

Una joven pasea a su hija por la calle 28 de Febrero, donde se sitúan las viviendas ocupadas

Una joven pasea a su hija por la calle 28 de Febrero, donde se sitúan las viviendas ocupadas

El esfuerzo de Villamanrique por la convivencia de los temporeros rumanos

Días después de que la Policía «rescatara» a los tres menores de una casa ocupada, el Ayuntamiento logró convencer a sus padres para que se escolarizaran y vacunaran

El pasado 23 de mayo, efectivos del Área de Protección al Menor de la Unidad de la Policía Adscrita a la Junta de Andalucía y de la Guardia Civil se personaban en la calle 28 de Febrero de Villamanrique para «rescatar» a tres menores que habían llegado al municipio de la comarca de la Marisma a finales de marzo de este año.

Se trata de una calle compuesta de casas adosadas, unas habitadas y otras ocupadas sin agua ni luz. Son viviendas que se construyeron hace tres años y que actualmente pertenecen a bancos como La Caixa, el Popular o Mare Nostrum. Algunas siguen tapiadas, otras han sido ocupadas hasta en más de una vez.

Estas últimas presentan una imagen muy lamentable por la suciedad que acumulan. En cambio, hay un par de ellas en las que parece que se han detenido para acicalarlas un poco y que no se amontone la basura en su entrada, como es el caso del número 53.

En la primera parte de la calle viven los vecinos de Villamanrique y en la otra mitad lo hacen de manera ilegal rumanos de etnia gitana, quienes han pegado una patada a la puerta para hacerlo de manera temporal o temporeros. En ese número 53, esa mañana estaban tres menores, de 11, 6 y 3 años, solos porque sus padres habían ido, como cada día, a la campaña de la fresa. Los agentes se lo llevaron pero por la tarde ya estaban de vuelta con sus progenitores en la misma vivienda.

Esta rapidez con la que son devueltos es fruto de una labor previa que vienen realizando desde el Ayuntamiento de Villamanrique, especialmente gracias a la labor de un psicólogo, dos trabajadores sociales, un orientador y una persona que es la pieza fundamental sobre la que gira este cambio de mentalidad por parte de esta familia de rumanos. Se trata de Valentina, una técnica especialista en inmigración que trabaja en la Diputación de Sevilla.

Además, se da la circunstancia de que ella es rumana y que ha sido el nexo de unión entre estos temporeros y el Consistorio. Ella se ha encargado de explicar a estos temporeros, en su idioma, que tenían que regularizar su situación, especialmente con los menores para que fueran escolarizados inmediatamente si no querían dejarlos de ver. Hasta la llegada de Valentina, los propios rumanos eran muy reticentes porque pensaban que se iban a llevar a sus hijos, por lo que muchos de ellos lo que hacían era esconderlos en el interior de las casas. Saben que sin una orden no pueden entrar, aunque han entrado de manera ilegal.

Otra mentalidad

Los hechos acaecidos la mañana del 23 de mayo se sabían que iban a ocurrir tarde o temprano, porque no es la primera vez que los padres dejaban solos a sus hijos en casa. En Rumanía es normal los padres se vayan a buscar trabajo mientras que los hijos permanecen solos en el hogar. Eso sí, el mayor, aunque sea menor de edad, es el encargado de sus hermanos. Se trata de una costumbre que han trasladado desde hace tiempo a nuestro país cuando emigran para recoger temporalmente aceitunas, ajos, fresas, melones sandías… Lo ven normal, pero en España está prohibido.

Intentar cambiar su manera de entender la vida es algo que bien saben desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Villamanrique de la Condesa, un municipio que cuenta con una población de 4.462 habitantes, de los que 150 son rumanos empadronados.

«En 2016 empezaron a llegar estos rumanos a nuestro pueblo pegando la patada a estas viviendas que pertenecen a los bancos. Llegamos a contabilizar unas 115 personas, entre niños, ancianos y adultos; en la actualidad sólo quedan 25», señala Miguel Prieto Domínguez, concejal de Igualdad, Salud y Bienestar Social del Consistorio y tercer teniente de alcalde.

«Lo que pasó el 23 de mayo es fruto de un trabajo previo por nuestra parte», asevera Miguel Prieto. De hecho, gracias a la labor de Valentina y de los esfuerzos por parte de estos servicios municipales y de la comprensión de sus progenitores, hoy día los tres menores se encuentran matriculados en la guardería municipal Garabatos (el más pequeño de 3 años), en el CEIP San Pedro Zúñiga (6 años) y en el IES Virgen del Rocío (el mayor de 11).

Lo único que no han conseguido, de momento, es que se empadronen, pero han comunicado al Ayuntamiento que tienen la intención de hacerlo si logran buscar una vivienda de protección social. En la actualidad, entre todos los centros educativos del pueblo hay un total de once niños escolarizados, aunque este número ha ido disminuyendo porque muchas familias se han trasladado a otras ciudades o marchado a su país.

Este jueves pasado por la mañana, la madre de esta familia acompañaba al más pequeño a la guardería donde se iba a encontrar con otros dos compañeros rumanos mientras su padre se marchaba muy temprano a Almonte a la campaña de la fresa. «Los directores y los técnicos de Educación también han realizado una importante labor porque no es nada fácil matricular a un alumno una vez iniciado el curso, y más en este caso que está a punto de concluir», explica el tercer teniente de alcalde.

Escolarizados y vacunados

Algo había cambiado en la mentalidad de esta familia. «Sabíamos que para regularizar la situación de los rumanos que han ocupado estas casas y, más concretamente, de esta familia, lo primero era que tenían que aceptar las leyes para la convivencia y que tenían que regularizar su situación», sigue narrando Prieto, quien destaca que «si bien nos costó mucho concienciarlos, en la actualidad hemos conseguido, no solo que escolaricen a los menores, sino que además, se han vacunado y les hemos sacado las tarjetas sanitarias para cubrir su asistencia médica. Han aceptado todas nuestras condiciones, incluso una tía de los menores se encarga de quedarse con ellos cuando sus padres aún no han llegado de trabajar».

De hecho, han nacido seis niños rumanos esta temporada y desde finales del año pasado a día de hoy, se han conseguido cincuenta tarjetas. Actualmente, hay un bebé hospitalizado porque nació con problemas.

Desde el Ayuntamiento se ha trabajado en dos líneas: la primera y fundamental ha sido la de la protección al menor (vacunación, escolarización…) y la segunda ha sido la convivencia con los vecinos. «En abril emitimos un informe dirigido a la Delegación del Gobierno de Andalucía en la que le poníamos de manifiesto lo que teníamos en el pueblo, que había familias de temporeros con menores desatendidos. Los vecinos nos pedían que teníamos que actuar con ellos y por eso a raíz de esos informes que enviamos a Fiscalía la Policía se presenta ese día, por el trabajo que hemos hecho desde 2016», relata el concejal de Bienestar Social.

De hecho se creó una plataforma de vecinos en la que se involucraron el resto de grupos políticos, la Policía Local y la Guardia Civil porque «lo que nos demandaban los vecinos es que hubiera presencia policial, que se dieran varias vueltas al día por allí para evitar conflictos y conseguir una convivencia pacífica».

Anticoncepción

Pero además, una de las labores más complejas y difíciles de llevar por parte del Ayuntamiento ha sido concienciar a las adolescentes menores de edad en lo que a métodos anticonceptivos se refiere. En Rumanía lo normal es que una niña de 14 o 15 años se quede embarazada y asuma labores de ama de casa cuando su madre está fuera del hogar buscando trabajo.

«Trabajar con ellos en este aspecto ha sido muy complicado porque además de la mentalidad que tienen como rumanos hay que añadir que son de etnia gitana y este problema de la anticoncepción es mayor. Les hemos recomendado los parches porque sabemos que la pastilla al final no se la van a tomar. Valentina, en este sentido, ha realizado una gran labor con las matronas».

Sobre el hecho de que el Defensor del Menor haya abierto un expediente de oficio, «me parece correcto. Le mandaremos todos los informes que hemos realizado desde hace un año, desde informes de la Policía Local, Guardia Civil, fotografías del interior de la vivienda, informes que les hemos mandado también a la Fiscalía, Delegación del Gobierno…», concluye Miguel Prieto.

Viviendas sociales

En el fondo de emergencia que posee el Ayuntamiento de Villamanrique existe una partida destinada para hacer frente al pago de las primeras mensualidades de algunas viviendas sociales para aquellas familias que cumplan los requisitos. De hecho, hay una familia rumana a la que se le ha facilitado la gratuidad de estas viviendas por ser un caso excepcional.

En concreto se trata de una mujer que tiene enferma de cáncer a su madre y ya no tenía posibilidades de desplazarse hasta la capital para las revisiones. Una vez superadas algunas dificultades económicas, esta familia paga mensualmente la vivienda.

Fuente ABC